domingo, 29 de septiembre de 2013

ANTONELLO DA MESSINA, Eccehomo (1473)


ANTONELLO DA MESSINA
Antonello di Giovanni d'Antonio o (en siciliano) Antonellu di Giovanni d'Antoniu di Missina
ca. 1430 en las inmediaciones de Mesina - 1479, Mesina

Eccehomo (1473)
Óleo sobre tabla. 48,5 × 38 cm
Collegio AIbertoni, Piacenza Piacenza


"Antes que nada, quiero enseñarte a trabajar al óleo sobre pared o madera, que los alemanes utilizan mucho, y de forma parecida sobre hierro y piedra.» (Cennino Cennini, 1437) "Antonello aplicaba sobre la tabla una primera pátina de yeso duro, después una mano de aceite cocido sobre la que extendía los colores. Un particular pigmento utilizado al óleo es el "marrón de momia", obtenido de la descomposición de momias importadas clandestinamente de Egipto a Europa desde el siglo XII.
El uso de las resinas es visible sobre todo en los detalles transparentes, como, en este caso, la lágrima sobre el rostro de Cristo, que de cerca parece un relieve. Los colores a veladura se fundieron posteriormente entre ellos con una fina pincelada de aceite desecante. En la pintura al óleo, la materia colorante está constituida por pigmentos y aceites desecantes como los del nogal, el lino o la amapola, a los que se unen aceites esenciales como la trementina, obtenida de la destilación de las resinas de coníferas, y los aceites de lavanda, espliego o romero. La pintura al óleo se conoce desde la Antigüedad se menciona en el tratado de Teófilo datado en 1100, y en el de Cennini.
En este último, el autor explica que utilizan esta técnica los «alemanes», es decir, los artistas de allende los Alpes. Los primeros grandes ejecutores de obras al óleo fueron los flamencos, que se distinguieron por la aplicación sistemática de los empastes de colores con base de aceites y de resinas unidas en caliente. En Italia, el uso del aceite como aglutinante único se afirma hacia la segunda mitad del siglo XV, casi simultáneamente a la difusión de un nuevo tipo de soporte más ligero y versátil: la tela. La pintura al óleo permite una infinita variedad de resultados según la elección de los colores o el espesor del material pictórico; el artista puede establecer incluso la velocidad de secado de los colores. Con los aceites muy transparentes y diluidos se trabajan las veladuras, se construye la imagen con profundidad y se consigue describir detalles microscópicos; se pueden preparar además empastes densos, para trabajar con la espátula o con pinceladas fuertes y llenas. 

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